lunes, 21 de julio de 2014

El inventario general del mundo

Inventario general del mundo de Eduardo Galeano en Espejos

Arthur Bispo do Rosario fue negro, pobre, marinero, boxeador y artista  por cuenta de Dios. Allí los siete ángeles azules le transmitieron la orden divina: Dios le mandó hacer un inventario general del mundo. 
Monumental era la misión encomendada. Arthur trabajó noche y día, cada día, cada noche, hasta que en el invierno de 1989, cuando estaba en plena tarea, la muerte lo agarró de los pelos y se lo llevó.

El inventario inconcluso estaba hecho de chatarras, 
vidrios rotos,
escobas calvas, 
zapatillas caminadas,
botellas bebidas,
sábanas dormidas, 
ruedas viajadas,
 velas navegadas, 
banderas vencidas, 
cartas leídas, 
palabras olvidadas, 
aguas llovidas. 
Arthur había trabajado con basura. Porque toda basura era vida vivida, y de la basura venía todo lo que en el mundo era o había sido.
Nada de lo intacto merecía figurar. Lo intacto había muerto sin nacer. 
La vida sólo latía en lo que tenía cicatrices. 


Si tuvieras que preparar tu propio inventario general del mundo
¿qué incluirías? ¿qué cosas no deberían aparecer?
¿quiénes podrían elaborar este inventario? ¿por qué? 
¿quiénes no?



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